jueves, 13 de marzo de 2008

homenaje

El rayo de color añil estallo a pocos centímetros de distancia de Abrandar que lanzo una maldición, mientras se ponía a cubierto detrás de uno de los enormes pilares de acero que yacían esparcidos por la inmensa cámara subterránea, la maldición no era solo por lo cerca que el rayo había impactado sino por haber sido tan incautos como para entrar en aquel antiguo palacio sin las precauciones que dictaban años de experiencia. Será coser y cantar había dicho Belkit, el mismo que ahora se encontraba escondido bajo los restos de una estatua que en tiempos debió de representar un demonio, maldito halfing pensó Abrandar mientras recorría la sala buscado a sus compañeros de tantas batalla. Leisar se encontraba al otro extremo de la sala Hexagonal con sus dos espadas elficas, cerca de ella Grimbrog había levantado un parapeto con los resto de una puerta y desenfundaba su hacha enana preparado para la batalla, mientras tanto en el otro lado de la habitación Siliana intentaba contener los hechizos de aquel engendro con ayuda de su bastón para dar tiempo a Grumberk a levantar otro parapeto igual que el del enano. A su lado oyó la voz de Damiental, su más antiguo camarada:
-Será difícil que salgamos de esta – dijo mientras sujetaba el medallón de Pelor que reposaba en su pecho – Pero no podemos dejar que ese ser salga del palacio.
-No saldrá – Respondió Abrandar con el rostro brillante por el sudor – Aunque sea lo último que hagamos.
En ese momento ambos se cubrieron instintivamente al oír al lich canturrear en draconico, pues sabían muy bien lo que vendría después de las palabras y no se equivocaron la sala se lleno de un calor asfixiante, cuando un proyectil hecho de fuego choco contra la barricada que les daba protección. Abrandar se giro y miro a Grimborg, el semiorco le devolvió la mirada y no hizo falta decir más, los años de combates y aventuras hacían innecesarias las palabras y como confirmación oyó un golpe procedente del otro parapeto, bajo la mirada hacia Damiental y respondió con una sonrisa cansada, aunque aquella situación no tenía maltita gracia:
- Haz lo que puedas – dijo mientras sacaba la espada de su funda, esta brillo con un resplandor plateado.
- No le deis tregua, si usa …. – empezó a decir el clérigo
- No me jodas, crees que soy un escudero – Le interrumpió Abrandar
- Lo siento, solo quería estar seguro – Sus palabras fueron interrumpidas por otra explosión proveniente de su flanco derecho, donde Leisar y Grimbrog se cubrían detrás de los restos del portón.
Abrandar hizo un gesto a sus compañeros, y con la decisión del que sabe que no tiene otra salida se lanzo contra el cadáver, mientras elevaba una plegaria a Herinoeus, a la vez Leisar, Grimborg y Grumberk imitaban a su compañero. Damiental levanto sus manos hacia el lich y empezó a recitar una plegaria, justo en ese momento formando un coro disonante Siliana empezó a recitar unas palabras en el idioma de la magia. Poco antes de que sus compañeros entraran en combate cerrado con el No-muerto, de las manos de La Hechicera surgió un rayo verde que choco contra el lich, este se retorció y por un momento Siliana tuvo la esperanza que su conjuro surtiera efecto, pronto entendió que estaba equivocada pues el lich se alzo desafiante ante ellos, en ese preciso momento Damiental termino su hechizo que no pareció causar mucho efecto, pero justo cuando los guerreros se cerraron en torno a la esquelética figura esta vio reducido su tamaño y su piel antes grisácea adopto un tono blanquecino.
Leisar fue la primera en llegar al cadáver, sus cuchillas describieron una mortal danza cortando trozos del ropaje que envolvía la consumida figura, Grimborg y Grumberk secundaron a la elfa con menos gracia pero con mas contundencia, sus golpes hicieron retroceder al lich lanzándole varios metros hacia atrás, en ese momento el nigromante levanto su mano hacia el enano que se doblo como si un arma invisible le hubiese partido en dos. Abrandar sabia que de nada servia pararse y se lanzo contra su objetivo, lanzando un tajo que marco el pecho del cadáver con un profundo corte que le hizo gritar de dolor. El maligno hechicero levanto su mano una segunda vez, dirigiéndola contra el paladín y de su boca salio una blasfemia pronunciada en un idioma olvidado, Abrandar se preparo para lo peor pero no sucedió nada, esto produjo en el gran sorpresa pero pronto esta se convirtió en angustia al oír el gemido de dolor de Damiental, su viejo amigo había hecho algo para evitar que la magia del lich le matara. Leisar levanto sus brazos hacia el lich y una explosión de luz cubrió su cuerpo, este se contorsiono por el brutal impacto, una mínima distracción que aprovecharon la elfa y el semiorco para lanzarse sobre el nigromante con la brutalidad de quien sabe que mata o muere. El cadáver levanto sus manos y toco a ambos, estos se quedaron rígidos y cayeron al suelo, Abrandar paso sobre ellos y clavo su espada en el huesudo cuerpo hasta sacar la punta por su espalda, entonces el lich le agarro del cuello, el paladín sintió un frió mortal recorriendo su cuerpo pero sobreponiéndose por pura fuerza de voluntad asesto un cabezazo al mago que hizo que este aflojase su presa, cuando ambos volvieron a encontrarse cara a cara, el rostro del lich estaba hundido. Desde el flanco derecho un haz multicolor golpeo el cuerpo del cadáver, este trastabillo pero no cayo e inmediatamente se giro hacia la maga levantando su dedo del que salio otro haz multicolor que golpeo el pecho de Siliana, esta se convulsiono y se quedo inmóvil, convertida en piedra.
Abrandar se coloco en posición, protegiéndose con su escudo y moviéndose en círculos alrededor de aquel ser. Hasta aquí hemos llegado pensó, lastima acabar así en un lugar perdido sin que nadie te recuerde, perra vida.
El lich levanto la mano y el paladín se lanzo hacia el, quizás me mates pensó pero no te va a salir gratis. Una energía macilenta brillo en su mano y fue creciendo de intensidad, Abrandar se dio cuenta que no le daría tiempo a llegar a asestar el ultimo golpe, el lich rió con un sonido hueco y macabro, entonces su sonrisa se torció en una mueca de dolor y su pierna fallo, el lich rugiendo lanzo su brazo hacia el suelo donde Belkit estaba agazapado con una maza casi tan grande como el, el lich le cogió por el cuello olvidandose del paladín. Abrandar no desaprovecho la oportunidad que la soberbia del lich le brindaba y hundió su hoja con todas sus fuerzas en el cuerpo del nigromante que aulló de dolor, durante un segundo los dos contendientes quedaron suspendidos como si el tiempo no existiera, entonces el paladín exhalo un grito que hizo retumbar la sala a la vez que hundía la espada hasta enterrar la guarda en el pecho del lich, que se quedo rígido primero y se convirtió en cenizas después.
Exhausto por el titánico esfuerzo, Abrandar se dejo caer sobre el frió suelo:
- Coser y cantar – Dijo entrecortadamente
- Bueno estamos vivos ¿no? – Respondió con una sonrisa inocente el mediano
- Ayuda a Damiental – Respondió cortante Abrandar – Sin el no podemos sacar a los demás de aquí.
Seis horas más tarde, un grupo de siete figuras emergió del templo en ruinas. Dos figuras se apoyaban en sus compañeros para salir, Siliana y Grimborg eran los que peor parte habían llevado y se apoyaban en Leisar y Abrandar respectivamente. Mientras Grumberk y Belkit arrastraban dos pesadas bolsas con el tesoro de lich:
-Creo que la recompensa merece la pena – Comento el mediano
-Casi nos matan a todos – Respondió Damiental que se apoyaba en un
Improvisado bastón, que le permitía mantenerse en pie.
- No es para tanto – respondió con una sonrisa Belkit – Que es la vida sin un poco de emoción
Glumberk y Leisar rieron, mientras Grimborg lanzaba una entrecortada maldición. Abrandar no pudo evitar sonreír, habían salido de esta y eso habría que celebrarlo al volver a la ciudad. Dentro del palacio una bruma sombría se arremolinaba alrededor de una piedra oscura, de su interior broto una risa hueca y macabra.
A la memoria de Gary Gygax, por todas las tardes de aventuras y emociones.

2 comentarios:

Isabel dijo...

Una bonita historia para conmemorar, a aquel que hizo posible que pasásemos tantas tardes emocionantes y divertidas.

un saludo

Diego Escudero dijo...

Mola es una historia que entra directamente en la acción sin perderse en partes poco interesantes.

Un abrazo