miércoles, 23 de julio de 2008

El extraño del espejo II

La oscuridad lo cubrió todo, la calma fue un bálsamo para su alma torturada, las tinieblas un refugio para su mente resquebrajada. El silencio le envolvió en sus ambiguos brazos, acunando e inquietandolo a partes iguales y entonces lo oyó, un murmullo ininteligible cortando la calma como el filo de una espada cortando el papel, de repente le sacudió.

El aire trajo palabras no por olvidadas menos crueles, lealtad, compromiso, amor. Todo mentira grito aun sabiendo que nadie le oía, lucho frenético contra las imagenes que le bombardeaban. Se vio a si mismo vestido con un elegante traje, bailando en un gran salón, las caras de sus enemigos pasaron junto a el sonriendo y sintió nauseas, también la cara de su tío le miraba siempre severa señalándole el error, la mentira en la que se hundía. Y la vio a ella, abrazándolo, besándolo con esos labios traicioneros, intento que sus manos desenfundaran su espada pero lo único que hacían eran abrazarla mas fuerte, cerro los ojos pero la imagen no se iba causándole un dolor insoportable, entonces lloro por su error.

De nuevo la calma, que le arruyo entre sombras de desmemoria entonces lo sintió, era como un siseo que se hacia mas rugoso por momentos y de repente la luz, anaranjada, caliente y letal. El fuego le rodeaba mientras sus ojos se movían frenéticos, saltando de combate en combate, viendo caer a sus hermanos muchos desarmados, asesinados mientras dormían y los pocos que quedaban en pie, linchados por aquellos malnacidos sin honor. Entonces lo vio, había sido uno de ellos hasta que eligió el camino fácil, con el escudo de la guardia de la emperatriz, intento abrirse paso a través de las filas de enemigos, pero por cada uno que mataba otro le sustituía, entonces noto un golpe y un velo carmesí lo cubrió todo. Por segunda vez, lloro pero esta vez de impotencia.

Las sombras enfriaron su alma, hasta helar cualquier sentimiento, entonces lo oyó era como un rugido que rompía el silencio, como una ola que penetro en su mente. Entonces vio al anciano del cual nunca supo su nombre. ¿ Porque le salvo y dio todo su dinero para que lo sacaran de Alsaria ? ¿ Porque dio su libertad y posiblemente su vida, para salvar la suya ?. Vio a los soldados golpearle mientras le preguntaban su paradero, les vio llevárselo a la prisión y lo hizo sabiendo que no le delato, pese a la torturas. Entonces las lágrimas volvieron, pero esta vez su fuente era el remordimiento.

Las tinieblas le mecieron arrinconando las dudas, una voz le saco de su ensueño, era su maestro en Delmith. Ambos estaban en lo alto de la montaña, cara a cara, las espadas dibujaban un lienzo de acero sobre el aire, mientras se movían su maestro le instruía en las artes del asesinato, la infiltración y la magia. Entonces algo nuevo apareció en su mente, sabia que no era nuevo, había estado siempre allí pero nunca le había dado importancia. ¿ Porque el gran maestro de asesinos, uno de los seres mas letales del mundo, lo había aceptado como pupilo sin hacer ninguna pregunta ?.

Entonces la vio, entre las sombras, sabiendo que siempre había estado allí. Siempre vigilante, ¿ como no la había podido ver hasta ahora ?. Desde que salio de la ciudad, herido, perseguido como un perro siempre había alguien dispuesto a ayudarle, a encubrirle, a adiestrarle, como podía haber sido tan estúpido de no darse cuenta. Entonces abrió los ojos y obligo a las tinieblas a retirarse, y la vio. Había estado siempre allí, la mujer del mercader de Anloth, la hechicera de Erreth, la matrona de Edrasi. Todas eran la misma, había estado dos meses viviendo en la misma taberna, le servía la comida y nunca la identifico.

La voz de la mujer le saco del laberinto que era su mente,

- Saludos Franzs - Como sabia su nombre, nadie le llamaba así desde hace años.
- Las preguntas después, ahora debes de recuperarte, purgar el veneno que corre por venas, ahora que has purgado el que contenía tu alma- Su voz sonó maternal
- ¿ Quien eres ? ¿ Quien te manda ? - dijo el templario, mientras intentaba levantarse.
- Tranquilo no me manda nadie - La voz de la mujer sonó tranquilizadora - Por ahora solo necesitas saber que el tiempo de la venganza se acabo, ahora empieza el de la justicia.
- Dime tu nombre - bramo el guerrero
- Ya lo sabes, o has olvidado la cripta - La voz de la mujer sonó maternal.

La cripta, solo tenia ocho años, se perdió mientras iba de caza con su tío y para refugiarse de la lluvia entro en la cueva. Ahora la recordaba, era la mujer de la pintura, en ella estaba con un vestido azul oscuro y con una corona de acero sobre su cabeza, parecía una reina, una diosa, no era algo mas............... era Alsaria.

viernes, 11 de julio de 2008

Al amanecer

El verano trae un viento helado
Las luces del alba no expulsan
Las sombras de mi alma
Convirtiéndola en un tempano helado
Mentiras que convierte los anhelos en cenizas
Palabras que se convierten en ruido de fondo
Lealtades que se convierten en espadas
Caminos que se retuercen en cada recodo
El viento trae una promesa de pesar
Las sombras se alargan desesperadas
Mis ojos son el atardecer