jueves, 8 de mayo de 2008

El extraño del espejo

Debalsac comía un estofado de carne en la posada del Encuentro, una taberna de la zona del mercado donde llevaba viviendo 2 meses, mientras llevaba a cabo su venganza. La dueña Beli era una mujer impresionante, morena de ojos verdes, con un cuerpo perfectamente torneado pero no era eso lo que le llamaba la atención. Lo que le llamaba la atención era su porte, su manera de moverse, Debalsac había visto esas formas y no eran las de una tabernera, eran alguien de noble cuna. Mientras masticaba un trozo de carne, se pregunto sino lo habría sido y ahora había caído en desgracia, pensaba en estas cosas cuando la mujer se acerco a su mesa para dejar un jarro de vino esquivando las manos de los borrachos, quizás porque el nunca se había propasado le trataba tan bien.
Subió a la habitación y se preparo, siguiendo el mismo ritual de otras muchas veces. Salio de la posada a la caída del sol y se dirigió hacia las afueras de la ciudad, hasta llegar a los jardines del palacio. Cuando los ojos del templario contemplaron los jardines, su mente voló a otra época cuando esos jardines eran el campo de entrenamiento de los ejercidos de Lahnkot, en otro tiempo la elite de Alsaria. Se concentro en la zona, la guardia no era demasiado numerosa y la configuración del jardín permitia esconderse facilmente, así que espero a que la oscuridad lo cubriera todo.
Cuando se hizo de noche, el templario salto el muro y avanzo protegido por las sombras hasta alcanzar una ventana en el ala oeste del palacio. Con la facilidad que da la practica abrió la ventana y se coló dentro, avanzando por los pasillos como una sombra. Cuando estaba en el centro del palacio ruidos de charla llegaron desde un salón del fondo de un amplio pasillo, el templario avanzo en completo silencio hasta llegar a la puerta y se asomo. Lo que vio le heló la sangre, en la alargada mesa había seis figuras sentadas, en la cabecera el conde y a su alrededor cuatro figuras de rostros pálidos bebían de copas con un liquido rojo y espeso, Debalsac soltó una maldición. Cuatro vampiros no entraban en sus planes, eran una eventualidad que no habría previsto, mientras pensaba esto sus manos sacaron cuatro balas de plata de uno de los bolsos de su cinto y los cargo en las pistolas. Pero cuando la sexta figura se levanto, el templario se quedo helado, una mujer de rubios cabellos vestida con un ajustado vestido que marcaba su magnifica figura pero contemplarla no le agradaba, pues le recordaba el porque estaba allí.
La mujer se llamaba Salia, y una vez había sido la razón de su vida. En la época mas feliz de su vida, ella había sido la persona mas importante de su vida, antes de que le traicionara y se convirtiera en una zorra, vendiéndose a aquellos que habían destruido todo lo que representaba algo para el. Sus pensamientos los rompió un grito, Debalsac se giro y vio a un criado, como podía haber sido tan estúpido de dejar que le pillaran de aquella forma.
Las figuras de la habitación se levantaron al oír el grito, mientras el conde y la mujer corrían hacia una habitación del fondo los cuatro vampiros se dirigieron hacia la puerta. Debalsac abrió la puerta y disparo al primero en acercarse, mientras apretaba el gatillo musito unas palabras, el proyectil impacto en el vampiro que se convirtió en polvo, mientras los otros tres se avalanzaron sobre el templario. Su mano izquierda lanzo un probeta, la habitación y el pasillo se lleno de humo, mientras Debalsac se lanzo corriendo por el pasillo, cuando atisbo una puerta entro e inmediatamente se dirigió a la ventana. Mientras recorría la habitación a la carrera cogio una silla y la lanzo contra la ventana, lanzándose por ella.
Debalsac corría por los jardines usando los setos y jardineras de cobertura, oyendo como los vampiros se acercaban cada vez mas, podía pararse a luchar pero las luces que salían del castillo indicaban que la guardia estaba sobre aviso y no tardarían en llegar. La distancia se reducía y varios dardos pasaron rozandole, el templario se giro y disparo impactando a uno de sus perseguidores lanzándolo hacia atrás, aunque Debalsac sabia que no había acabado con el. A lo lejos vio el lago, si llegaba a el quizás tuviera una oportunidad así que reuniendo sus ultimas fuerzas salto por encima de una barandilla, al caer trastabillo mientras varios proyectiles pasaron por encima de su cabeza. El lago estaba cerca, de repente noto un golpe en su espalda, y una sensación conocida recorrió su espalda, porque ahora pensó mientras las fuerzas le abandonaban por efecto del veneno que cubría la punta del proyectil. El templario cayó al suelo, con sus ultimas fuerzas se arrastro hasta el lago, pero su cuerpo estaba paralizado por la ponzoña que ahora recorría sus venas. Levanto la vista, y entre las nieblas que cubrían sus ojos vio de frente a varias figuras, una levanto su mano y fue lo ultimo que el templario vio.

2 comentarios:

Javi dijo...

Juer, que tensión...

Ya puedes escribir pronto la continuación jejeeje

Pedro dijo...

La escena de acción es buena, mantines bien la tensión, y eso no es nada facil.

Eso sí, pon espacio entre los párrafos, que lo ahces más facil de leer en formato blog (y si lo justificas tmb.)

Un saludo,

Pedro.